TAREA Nº 19. ESCRIBIR UN RELATO SENTIDO.

 






En la isla parecía todo tranquilo, pero no era el único allí. Cuando desperté en la orilla solo estaba yo, yo, mi chaleco salvavidas y una especie de cuenco con frutas y agua acompañados de un montón de pisadas y huellas a su alrededor. Después de descansar la mente y recordar lo que pasó era hora de saber quién o quiénes me habían ayudado, me levanté y me adentre en la isla, sin dejar de fijarme en lo hermosa que era, las plantas los animales y... De repente un ruido acompañado de un movimiento rápido de las hojas me distrajo de mis pensamientos, ¿Qué era aquello? ¿Un animal? ¿Me iba a comer? ¿Iba a morir? El pánico de apoderó de mí y comencé a correr ¿A donde? No lo sé, solo corrí, parecía que pasaron horas mientras corría pero seguramente solo corrí 20 minutos, mis pulmones no daban más, mientras intentaba recuperar el aliento, una tenue luz me distrajo, venía de entre las hojas, había un pequeño camino artificial, definitivamente no estaba solo. Seguí el camino que llevaba al lugar de donde provenía la luz. Me asomé entre los árboles, mis ojos se iluminaron al ver un gran árbol con preciosas plantas de colores a su alrededor. A  mi lado comenzaron a caminar una especie de humanoides, eran altos y esbeltos, tenían las orejas alargadas y una cola en su espalda. Era una especie de desfile o procesión, algunos llevaban objetos en sus manos, ofrendas . Al llegar al árbol ponían los objetos en sus raíces y se sentaban a su alrededor. Una vez se sentaron todos comenzarían a cantar, era un canto suave y tranquilo. Yo me quedé allí l, tras un pequeño árbol, oculto, pero uno de ellos me vio y se acercó a mí tendiéndome su mano, parecía curioso al igual que yo. Agarré su mano y le acompañe junto a los demás, simplemente me quedé en silencio en aquel ritual. Cuando terminaron su cante caminamos a una aldea y aquel chico trató de mostramos todo, pero sin palabras, no podíamos entendernos pero lo hizo mediante señas que ambos entendíamos. Me dieron agua y comida y me enseñaron su cultura. Mientras paseábamos por la orilla en busca de peces, un fuerte sonido asustó a los humanoides, aquel sonido era una sirena de un barco. Mire al mar y vi a un barco acercándose a la orilla, venían por mi. Me quedé mirando a la tribu que se escondía en los árboles y levanté mi mano en forma de agradecimiento, me monté en el barco con algo de incertidumbre, no quería irme realmente me gustaba estar allí, pero debía irme. Cuando intenté caminar por el bar o todo se distorsionaba, parecía que estaba cayendo a la oscuridad. Cerré los ojos con fuerza y cuando los abrí simplemente vi mi brazo estirado hacia el gran árbol ñ, giré mi cabeza y vi al chico que me ayudó junto al resto. Al darme la vuelta por completo todos seguían sentados pero está vez aplaudiendo y vitoreando. Me sentí bien, no sé por qué pero me sentía agusto.

-Estas en casa

Escuché una dulce voz y simplemente sonreí y asentí. Realmente estaba en casa

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